En 1969, Edgar Dale desarrolló un modelo que explica cuales son los métodos más y menos efectivos para el aprendizaje. El llamado “El cono del aprendizaje”, está basado en un estudio de campo muy profundo y extenso sobre el tema, tal vez, uno de los más exhaustivos que se hayan realizado.
Este modelo representa una pirámide o cono de experiencias en el que los pisos corresponden a diversos métodos de aprendizaje. En la base están los más eficaces y participativos y en la cúspide los menos eficaces y abstractos. Diversas ilustraciones representan dicho cono, que son variaciones del original.
Y es a propósito del planteo de Dale que me interesa reflexionar acerca de la Ley de la pluralidad, que plantea que el aprendizaje es más consistente, amplio y duradero cuantos más sentidos (vista, oído, tacto...) estén involucrados en el proceso de aprender.
Este principio me resulta por demás interesante, tal vez porque nuestra forma primera de ponernos en comunicación con el mundo se da a través de los sentidos, y de casi todos, diría. Nuestro modo de conocer inicial –gustando, oliendo, palpando, escuchando, escuchándonos, observando…- se va perdiendo con los años, quedando atrapados en aquellos pocos que, desde el punto de vista del conocimiento, resultan o son mejor valorados o tal vez menos desestructurantes o irreverentes. Generalmente en el ámbito escolar priman lo visual y lo auditivo, y muchas de las veces considerando estos sentidos desde un lugar de pasividad por parte del alumno: mirar y oír son “tareas” del alumno y no ricas propuestas para el aprendizaje.
La enseñanza en entornos de e-learning nos pone ante el desafío de tener a nuestro alcance la oportunidad de incorporar gran variedad de estímulos que potencien los aprendizajes de los alumnos. Seguramente será más intenso, duradero, amplio y consistente el aprendizaje si, además de teorizar sobre un artista plástico, por ejemplo, recorremos sus obras globalmente y en detalle, escuchamos al propio artista expresándose respecto de sus producciones, lo vemos a través de un video y tenemos la posibilidad de observar su espacio de trabajo y su técnica, acercamos con lupa las telas y analizamos las texturas, etc.
Tal vez la distancia y los medios tecnológicos nos alejen de la utilización de ciertos sentidos (el tacto tal vez; el gusto…) Será entonces el reto ver cómo se proporciona a los alumnos el acceso a estas distintas experiencias en tanto el aprendizaje multisensorial proporciona un acceso mucho más rico a la información, tal como vemos que Dale plantea a través de su Cono de Experiencias.
Y es a propósito del planteo de Dale que me interesa reflexionar acerca de la Ley de la pluralidad, que plantea que el aprendizaje es más consistente, amplio y duradero cuantos más sentidos (vista, oído, tacto...) estén involucrados en el proceso de aprender.
Este principio me resulta por demás interesante, tal vez porque nuestra forma primera de ponernos en comunicación con el mundo se da a través de los sentidos, y de casi todos, diría. Nuestro modo de conocer inicial –gustando, oliendo, palpando, escuchando, escuchándonos, observando…- se va perdiendo con los años, quedando atrapados en aquellos pocos que, desde el punto de vista del conocimiento, resultan o son mejor valorados o tal vez menos desestructurantes o irreverentes. Generalmente en el ámbito escolar priman lo visual y lo auditivo, y muchas de las veces considerando estos sentidos desde un lugar de pasividad por parte del alumno: mirar y oír son “tareas” del alumno y no ricas propuestas para el aprendizaje.
La enseñanza en entornos de e-learning nos pone ante el desafío de tener a nuestro alcance la oportunidad de incorporar gran variedad de estímulos que potencien los aprendizajes de los alumnos. Seguramente será más intenso, duradero, amplio y consistente el aprendizaje si, además de teorizar sobre un artista plástico, por ejemplo, recorremos sus obras globalmente y en detalle, escuchamos al propio artista expresándose respecto de sus producciones, lo vemos a través de un video y tenemos la posibilidad de observar su espacio de trabajo y su técnica, acercamos con lupa las telas y analizamos las texturas, etc.
Tal vez la distancia y los medios tecnológicos nos alejen de la utilización de ciertos sentidos (el tacto tal vez; el gusto…) Será entonces el reto ver cómo se proporciona a los alumnos el acceso a estas distintas experiencias en tanto el aprendizaje multisensorial proporciona un acceso mucho más rico a la información, tal como vemos que Dale plantea a través de su Cono de Experiencias.
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